PARTE I:
Roma, Siria, Córdoba
Roma republicana
Durante la segunda guerra púnica muchas ciudades y poblados
íberos eran aliados de los cartagineses. Córdoba no fue una excepción, señalándose
su alta lealtad a Cartago y aportando dos jefes guerreros, Forcis y Auraricus,
que combatieron al lado de Aníbal Barca.
El general romano, Cayo Lucio Marcio Septimo, fue un
destacado militar al servicio de Escipión el Africano. Según algunos autores,
tras tomar Córdoba, estableció un campamento al noroeste de la ciudad (año 208 a.
de C.) desde donde supervisaría a la población íbera: “Lucius Marcius estableció un campamento junto a la ciudad indígena. El
campamento estaba situado al noroeste del recinto ibérico… fue concebido para albergar a dos legiones
romanas y ocuparía un extensión aproximada de unos 800 metros de norte a sur y
de 700 metros de oeste a este”.
Los romanos establecían dos tipos de campamentos; los “castra aestiva” relacionados con las
campañas militares, y los “castra stativa”
o permanentes destinados al control de un territorio. Estos campamentos eran generalmente rectangulares y de grandes
dimensiones, como los de Petavonium (Zamora), Almazán (Soria), Cáceres El Viejo (Cáceres) y Castillejo (Palencia). Tres de estos campamentos están
datados entre el año 194 al 150 a. de C., y dos de ellos (Almazán y Castillejo)
estuvieron ocupados por Claudio Marcelo, cónsul romano que fundaría la Colonia Patricia de Córdoba en el 152 a.
de C.
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Yacimiento rectangular de Turruñuelos, campamento
romano de Cayo Lucio Marcio Septimo
(captura modificada de Google)
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Este campamento tendría un excelente posicionamiento
estratégico, con una visión nítida al este, sur y oeste; la zona boscosa
próxima le surtiría de material necesario para su construcción y tendrían
asegurado un adecuado abastecimiento de agua por los arroyos de la zona (Cantarranas,
Nogales, Valdegrajas, entre otros).
La primera Córdoba romana fue un campamento militar republicano
que con los años pasó a ser una colonia y estaría ubicada en Turruñuelos. La
Arruzafa, como se ha propuesto más recientemente, no es probable que se
localizara en este enorme recinto rectangular.
Desde Resafa a Córdoba
Resafa o Sergiopolis (en recuerdo al mártir San Sergio de
Resafa) era un fuerte defensivo romano que fue evolucionando a una ciudad en la
actual Siria. Se trata de una construcción rectangular amurallada de unas 15
hectáreas.
Abderramán I (Damasco 731, Córdoba 788) durante su infancia
y adolescencia acompañaba a su abuelo, el califa omeya Hisham (691-743). Hisham
tenía especial predilección por un palacio localizado a menos de un kilómetro
de Sergiopolis que construyó en una colina tras conquistar Resafa. El palacio
era un recinto de forma irregular que incluía un jardín en cruz con un pabellón
central cuadrado abovedado y rodeado de arcos, con una abertura a cada lado y
cada una con tres escalones que conectaban con dicho jardín.
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Ubicación del Palacio de
Hisham cerca
de Sergiopolis (Ruggles, 2008)
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Planta del pabellón cuadrado del
jardín de Hisham (Kuilman, 2011).
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En el marco expansionista del Califato Omeya de Damasco, en
el año 711 el ejército omeya de Tarik irrumpe en tierras andaluzas. Córdoba en
el año 716 ya era el centro de mando de las tropas de Tarik. En ese momento la
zona conocida hoy como Arruzafa pertenecía a un gran propietario
hispano-visigodo.
Tras la caída del califato de omeya de Damasco Abderramán decide
huir de Siria, llegando a Ceuta en el año 755.
Emirato omeya
Abderramán I, tras salir victorioso de varias batallas llega
a Córdoba. Este mismo año es proclamado emir y ordena la construcción de
Al´Rusafa. El jefe bereber de Tarik, Razïn al-Burnusi, será el primer
propietario conocido de estos terrenos. Burnisi la traspasó a Yahá ben Sa´id
ben ´Abad, y a este la adquirió el emir Abderramán I en el año 756, siendo
Burnusi probablemente el proyectista de la edificación.
Ángel de Saavedra en 1834 nos aporta la siguiente
traducción de los manuscritos árabes: “En
este año (756) mandó Abderramán labrar la Rusafa, construyó y renovó la Calzada
antigua, y plantó allí una huerta muy amena; edificó en ella una torre que la
descubría toda, y tenía maravillosas vistas, y en esta huerta plantó una palma,
que era única entonces, y de ella procedieron todas las que hay en España.
Cuéntase que desde la torre solía contemplar aquella palma el rey Abderramán;
la cual acrecentaba más que templaba su melancolía, por los recuerdos y
memorias de su patria…”.
Añorando los jardines y construcciones en los que disfrutó
de niño con su abuelo mandó construir un palacio al norte de la ciudad. Se
convirtió en la residencia preferida del emir, a unos 2 kilómetros de Córdoba,
al noroeste de la muralla, en las primeras colinas que rodean la llanura: “Construyó la ciudad de al-Rusafa para su
propio esparcimiento, en la que hizo un bello palacio y extensos jardines,
donde trasladó insólitas plantaciones y valiosos árboles desde Siria y otras
regiones…”, “… sembrada de viñedos,
granados (el safarí) y otros árboles frutales traídos de su patria de origen, a
la que llamó al-Rusafa, en recuerdo a la mansión construida por su abuelo
Hisham…”. Al´Rusafa fue la residencia habitual de Abderramán hasta el 784,
año en el que decide trasladarse al Alcázar buscando más seguridad ante
diversas conspiraciones.
Tras la muerte de Abderramán I tan solo encontramos alguna noticia
salteada sobre la Arruzafa:
- - El emir Mohamed I acomete reformas del palacio ampliando el salón de recepciones en el siglo IX.
- - Abbas ben Firnas, también en el siglo IX, experimentó desde la torre de la Arruzafa el primer vuelo de la historia con un traje de seda cubierto de plumas y adaptándose en los brazos dos alas.
- - Abd Allah al-Balansi, hijo de Abderramán, en el siglo IX construye en Valencia un palacio ajardinado que también llamó Al´Rusafa. Su enclave es conocido hoy como el barrio de la Ruzafa de Valencia, no quedando resto del palacio.
- - En el año 976 fallece en Medina Azahara el emir Alhakén II que al parecer fue enterrado en el sepulcro de la Al-Ruzafa.
Destrucción de la Arruzafa
En el año 1008, durante el califato de Hisam II, se
instauró un fuerte descontento social en Córdoba debido al cobro de excesivos
tributos a los ciudadanos motivado por el estado paupérrimo de las arcas
califales. El caos reinaba en la ciudad, no había alimentos y se cree que los
ciudadanos llegaron a comer carne humana. Después de varias revueltas y
asesinatos llega a la ciudad Wadih, defensor de Hisam II, que recuperó Córdoba
y ordenó el saqueo de Medina Azahara y la destrucción de la Arruzafa hasta sus
cimientos en el año 1010: “Wadih dejó
plena libertad a los facinerosos para ensañarse con la bella y graciosa almunia
de la Rusafa que fue destruida e incendiada y sus árboles fueron talados…”.
La información se interrumpe durante unos 200 años hasta que la Arruzafa aparece en el libro de los Diezmos de los Donadíos de la Catedral de Córdoba, siendo la propiedad que le correspondió a Fernando III tras la conquista de la ciudad en 1236. Se trataba de unas tierras que lindaban en ese momento con el Arroyo de Valdegrajas al oeste y con el Arroyo de las Piedras al este. El monarca se reservó para él dos enclaves emblemáticos de los árabes, Córdoba la Vieja (Medina Azahara) y la Arruzafa (Palacio de la Arruzafa), por lo que es de suponer que pudo haber alguna reconstrucción de ambos edificios tras el saqueo ordenado por Wadih.
Durante los siglos XIII y XIV la heredad de Fernando III se va disgregando y parcelando en diversas tierras y huertas bajos distintos propietarios, y en el siglo XV la mayor parte se vuelve a unificar tras la adquisición de unas 100 parcelas por parte de Pedro González de Hoces (V Señor de la Alabida) ...
... la historia sigue en la segunda entrada de este blog.
Fernando III el Santo
La información se interrumpe durante unos 200 años hasta que la Arruzafa aparece en el libro de los Diezmos de los Donadíos de la Catedral de Córdoba, siendo la propiedad que le correspondió a Fernando III tras la conquista de la ciudad en 1236. Se trataba de unas tierras que lindaban en ese momento con el Arroyo de Valdegrajas al oeste y con el Arroyo de las Piedras al este. El monarca se reservó para él dos enclaves emblemáticos de los árabes, Córdoba la Vieja (Medina Azahara) y la Arruzafa (Palacio de la Arruzafa), por lo que es de suponer que pudo haber alguna reconstrucción de ambos edificios tras el saqueo ordenado por Wadih.
En 1241 el rey Fernando III dona una amplia extensión de la
Arruzafa a Juan de Funes (I Señor de la Albaida) por el destacado servicio de
su padre, el almirante Lope de Hoces, en las batallas navales contra los
holandeses. Posteriormente la Arruzafa es heredada por Alfonso XI que se la
donaría a su amante, fiel e indiscutible compañera, Doña Leonor de Guzmán. En
el documento escriturado en el año 1342 se permuta la villa de Lucena,
propiedad de la Diócesis Episcopal de Córdoba, por las tierras de la Arruzafa
de Doña Leonor de Guzmán.
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Documento de permuta de la Arruzafa, propiedad de Doña
Leonor de Guzmán en 1342 (Biblioteca Nacional de España)
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Durante los siglos XIII y XIV la heredad de Fernando III se va disgregando y parcelando en diversas tierras y huertas bajos distintos propietarios, y en el siglo XV la mayor parte se vuelve a unificar tras la adquisición de unas 100 parcelas por parte de Pedro González de Hoces (V Señor de la Alabida) ...
... la historia sigue en la segunda entrada de este blog.
Muy interesante y didactica esta primer aentrada. Enhorabuena.
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